Techi y Yasmina bailan la Danza del Vientre

Como cualquier joven 'de su tiempo, Yasmima, de 22 años acude cada mañana a la universidad, donde cursa estudios de Filología árabe.

Hasta aquí nada de particular, si no fuera porque Yasmina es bailarina profesional y maestra de la danza del vientre, arte en el que destaca por su absoluta elegancia y maestría. «Este arte hace que nos aceptemos física y mentalmente»

Los sábados cuando actúa en Al-Yabal, un local de Madrid, sufre una impresionante metamorfosis. Se pone un espectacular traje repleto de abalorios e insinuantes velos y deja de ser la joven de facciones aniñadas para convertirse en una sensual y enigmática mujer que hipnotiza a los espectadores con insinuantes movimientos de cadera, logrando transportar a su público a exóticos países.

«Cuando voy a la universidad, mis compañeros me ven como una estudiante más. Si alguna vez les comento lo que hago después de clase, no se lo creen». El ritmo de vida de esta joven es trepidante y. como una experimentada malabarista. consigue conjugar sus estudios con las clases que imparte en la academia de danza oriental El Karnak, de la que es directora artística. Por si fuera poco, ha creado su propia compañía de baile, de la que es figura principal y coreógrafa. «Esa danza es muy lo femenina y hace que las mujeres nos sintamos cómodas con nuestros cuerpos y nos aceptemos física y emocionalmente.

Soy consciente de que dispongo de menos tiempo para el ocio que otras personas de mi edad, por eso trato de aprovechar y disfrutar al máximo. cada minuto de mi vida», dice.

Su formación procede del ballet clásico, disciplina que estudió dese los a los 13 años

«Alrededor de los 14 comencé a introducirme en la danza del vientre casi por curiosidad, cuando mi padre abrió la academia El Karnak en Madrid».

Yasmina se refiere con orgullo a él, el maestro egipcio de danza oriental Fathy Andrawis, quien la nombró sucesora de su obra artística poco. tiempo antes de fallecer.

«Favorece los procesos biológicos de la mujer»

Techi León, madre de Yasmina y viuda del maestro, cuenta que les dejó «una responsabilidad enorme, no. sólo en el plano profesional, sino también en el cultural y espiritual».

Explica Techi que, unas horas antes de morir, Andrawis entregó a Yasmina su conocimiento diciéndole que ella le iba a suceder por su disciplina y modestia. La vida de Techi es como un cuento sacado de Las mil y una noches. «Me crié con mis abuelos en el campo: eran gente sencilla, conocedores de la naturaleza y las plantas medicinales». Desde la infancia , Techi se caracterizó por poseer una curiosidad hacia lo exótico. Investigué en todo tipo de culturas y religiones, desde el hinduismo hasta el sintoísmo». Con el tiempo se doctoró en Psicorientología por la Universidad de Laredo (Texas, Estados Unidos) y se especializó en temas de mujer. Ya afincada en España, abrió una consulta de psicopedagogía.

«Me especialicé en relajación. Practiqué con todo tipo de deportes y de danzas, hasta que descubrí la danza del vientre, que es buenísima para favorecer los procesos biológicos femeninos. ya que produce un masaje interno en todos los órganos sexuales de la mujer: el útero,los ovarios, la vagina. Me llamó mucho la atención y decidí practicar para experimentar qué efectos producía en la consecución del equilibrio hormonal y emocional».

«Hay gente que se emociona al ver la actuación»

Por aquel entonces ya estaba casada con su primer marido, un español del cual enviudaría años más tarde. Techi quedó sumida en una gran tristeza y cuestionó continuar con la danza, pero decidió profundizar en el baile como herramienta para superarsu trauma, EsTe camino de conocimiento la llevaría al encuentro del que fue su segundo maido. el maestro Fathy Andrawis, al que conoció en una cena que se organizó en su honor coincidiendo con uno de sus viajes a Madrid para impartir unas clases magistrales. «Acudí a aquella cena con el talante de una investigadora y no aré de hacerle preguntas en toda la noche. En un momento de la conversación, Andrawis me preguntó qué sentía cuando bailaba y le respondí que una especie de escalofrío por todo el cuerpo, como si estuviera en un templo y adorara a Dios. El maestro se quedó muy sorprendido». Consiguió bailar ante él. y lo hizo con una botella de champán en la cabeza, ya que posee un gran sentido del equilibrio, Actualmente consigue bailar la danza del candelabro sin ninguna sujeción. «Se ejecuta 7 días después de nacer un niño para atraer la suerte. Cuando interpreto este baile en algún espectáculo de mi hija, hay gen te que se llega a emocionar». Subyugado por su personalidad, Andrawis dejó Egipto y se unió a Techi. Hoy su mujer y su hija continúan su labor. Ambas se respetan y admiran.