Cuando una bailarina de danza oriental, ya conoce la técnica, y el baile ya lo tiene asimilado bailando las coreografías de otros u otras maestras, empieza el proceso de querer crear sus propias coreografías. Se elige una música que nos gusta y se empiezan a combinar pasos y mas pasos. Cuando eso ya lo tenemos también asimilado se empieza a querer coreografiar un poquito mas a lo grande, con cuatro cinco seis … bailarinas, y se repite el proceso, se elige una música que nos guste y empezamos a combinar pasos y mas pasos, y si ya somos un poco mas osadas nos cruzamos las unas con las otras.
!! Que bonita ha quedado mi coreografía de danza Oriental !!.
Pero… nos hemos olvidado de algo fundamental, una coreografía no es la unión de pasos y cruces con una música, una coreografía es algo mas, algo mucho mas profundo. Un coreógrafo es el interprete del alma de la música, no hay que escuchar la música, hay que sentirla hay que escuchar los pensamientos del autor, que nos dice que nos cuenta que nos hace sentir.
A una coreografía hay que dotarla de alma, tiene que tener vida por ella misma, tiene que hacer llegar al espectador, nuestros mas profundos sentimientos, cuando un espectador nos diga ‘me he emocionado al veros bailar’ entonces ya podremos decir que somos Coreógrafos de Danza Oriental.
Es una tarea larga y difícil, y tal vez todos no lleguen a conseguirlo, pero con tesón, paciencia y sobretodo trabajo mucho trabajo, se puede conseguir, nadie regala nada, siempre hay que trabajar un poquito mas, como decía mi padre y maestro Fathy Andrawis, !! Mas duro darling !!